Historia de la Avenida La Libertad en Mazatenango
Extracto del Libro: Mazatenango Antañon | Walter Estrada Castillo
Mazatenango, hoy día, es una de las ciudades más importantes de la costa suroccidental, por ser emporio del comercio y de la alegría. Es también una ciudad cosmopolita, desde hace muchos años han sentado sus reales personas procedentes de diferentes latitudes del país y del extranjero, y han hecho de Mazatenango su segunda tierra, amándola a través de su trabajo honrado y embelleciéndola construyendo hermosos y sólidos edificios que le dan prestancia y señorío. El sano ambiente mazateco y clima cálido, transfigura a las personas tornándolas alegres, y amistosas y hospitalarias, siendo estas las características que identifican a los mazatecos, y no obstante que muchos coterráneos han emigrado en su mayor parte a la capital, aún quedan en nuestra tierra los mazatecos criollos tradicionales que son alegres y brindan su amistad y hospitalidad al visitante.
Los mazatecos, tenemos muchas cosas y motivos de que enorgullecernos. En primer lugar, tenemos nuestro monumental Estadio Municipal, del que hablaremos en futura oportunidad. Hoy nos vamos a referir a la hermosa avenida La Libertad que es tan rancia como sus almendros y sus antiguas calles empedradas. ¿Saben ustedes porque se llama Avenida La Libertad?
Avenida La Libertad durante la Pandemia de 2020, Fotografía: Jimmy Wanam
A principios del presente siglo, cuando gobernaba el país el licenciado Manuel Estrada Cabrera, las autoridades en turno bautizaron esta arteria con el nombre del gobernante: Avenida Estrada Cabrera. En ese entonces, era una calle ancha, de tierra, con árboles de almendros sembrados a sus alrededores. Este nombre lo ostentó esta arteria por un periodo relativamente corto, pues en el año 1920, cuando le dieron golpe de Estado al dictador, por la euforia de la victoria obtenida por el pueblo, después de 22 años de dictadura le pusieron el nombre simbólico: Avenida La Libertad que ostenta hasta la fecha.
Sobre la avenida La Libertad, donde hoy se localiza el edificio de dos niveles del mercado número 2, funcionó antiguamente la Jefatura Política y Comandancia de Armas, exactamente en la esquina de la 10a. calle (antiguo almacén La Sevillana). Se trataba de un edificio de estructura de madera, de dos pisos. Con el paso del tiempo, se trasladó al edificio del cabildo, también de estructura de madera y de dos pisos, y que posteriormente fue demolido, y donde en la actualidad se yergue el edificio de la gobernación departamental, de estructura neoclásica, según los entendidos en este tipo de construcciones, siendo obra del General Jorge Ubico.
Final Avenida La Libertad y vista al Parque Central, durante la Pandemia de 2020, Fotografía: Jimmy Wanam
Seguimos evocando a nuestro Mazatenango de antaño, al Mazatenango de la década de los años 40. Luego hablaremos del Mazatenango de principios de siglo, después de documentarnos debidamente. Recordamos las alegres parrandas que celebraban en el salón de Las Mena, por la décima calle. Siendo adolescentes asistíamos a las fiestas de Navidad y año nuevo, ocasión en que este famoso salón se llenaba de parroquianos a beber y bailar toda la noche, hasta el amanecer. Fue clausurado hace unos treinta años más o menos.
La esquina de las famosas cinco calles siempre han sido alegres, pero lo eran más hace unas 4 décadas, cuando los muchachos bohemios y trasnochadores iban a saborear los deliciosos tamales que vendía don Rafael Gómez (Rafaílón) en la vieja casona que fue derrumbada y donde hoy funciona un conocido restaurante de comidas chinas. Por ese rumbo, esta la antiguamente llamada «Salida a Quixquil», que hoy es una arteria totalmente urbanizada, ya que el pavimento sustituyó al camino de herradura de antaño.
Recordamos también una cantina famosa: «El Tecolote», que era atendida personalmente por su propietario, don Higinio Mayen Aguilar, coyoteco, residente desde muy joven en Mazatenango, ferrocarrilero retirado y gran impulsor del deporte, especialmente de béisbol. «El Tecolote» era un bar de primera, quizás el mejor de su época. Tenía un gran salón y se servían licores de todas las marcas. Fue clausurado en el año 1957.
Fotografía: Antigua Estación del Ferrocarril, final de la Avenida La Libertad
Don Higinio Mayen fue de esas personas que se entregan a una causa íntegramente, y desde joven fue apasionado por el Deporte Rey, no obstante sus ochenta y pico de años vividos. Por la década de los 40, don Higinio Mayen fundó el béisbol en Mazatenango. Fueron sus colaboradores en esta empresa, los señores: Carlos Guzmán, Arturo Laínez, José María Michelena, Belisario Jerez, Julio Sánchez, Romeo Hidalgo, Vicente Meneses, Pedro Ciani, Alfredo Ruano, Federico Berliz, Juan Castillo, Gordillo, Justiniano Castillo Gordillo, Óscar Martínez de Paz, Roberto Estrada Orantes y Héctor Herrarte.
Nos relataba don Higinio que por aquel entonces, realizaban sus entrenamientos en el Campo de Marte, que antes fue cementerio y donde hoy funciona la Terminal de Buses, y en uno de tales entrenamientos, descansando a la sombra de un añoso y frondoso amate que se yerguía frente a la casa de don Arturo Madrid, bajaron varios nombres para bautizar a su novel equipo.
Propusieron nombres de equipos norteamericanos que estaban en su apogeo, y al final, su compañero Carlos Guzmán propuso que el nombre fuera: SAN BARTOLO, argumentando que era lo más conveniente, pues se trataba del nombre del Patrón Espiritual del Pueblo, y era una manera de complacer a toda la comunidad mazateca. Todos los aceptaron por unanimidad.
Higinio Mayen, formó a lo largo de su carrera deportiva alrededor de quince equipos de béisbol, inclusive equipos femeninos, los que mantuvo ya por cuenta propia, pasando trabajos y sacrificios para su mantenimiento. Nos relata que recibió ayudas y aportes de muchas personas y empresas comerciales, a quienes agradece de todo corazón, especialmente a la fábrica Pepsi-Cola, que en todo momento le dejó constancia.
Nosotros, por nuestra parte, pensamos que si no hubiera existido el espíritu deportivo y el amor al deporte rey que vivió en el corazón de don Higinio Mayen, ¡Nunca hubiera habido Béisbol en Mazatenango!
Autor: Walter Estrada Castillo